Supere el miedo a las nuevas formas de ahorrar

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Cuestiones como el nivel de confianza que se tiene en las instituciones financieras o el nivel de bancarización de una región pueden determinar la forma de ahorrar e invertir de las personas.

El ahorro tradicional bajo el colchón ya no basta para asegurarse un retiro próspero en el largo plazo, ni para lograr diversas metas en el mediano y corto plazo. Es necesario tomar en cuenta los nuevos productos de ahorro con inversión que el sistema financiero pone a nuestra disposición.

Sin embargo, los mexicanos se distinguen del resto de América Latina por ser bastante renuentes a cambiar sus hábitos de ahorro. Las personas pertenecienctes a la clase media del país son muy conservadoras al ahorrar, pues la mayoría opta por productos convencionales como las cuentas bancarias, afores o incluso tandas, mientras que casi no consideran opciones como corredoras de Bolsa y aseguradoras.

Según datos del “Estudio Regional de Hábitos de Ahorro” de Grupo Sura, sólo 49% de las personas de clase media del país que ahorra dinero voluntariamente. De éstos que ahorran, no se reportó que alguno utilice el ahorro voluntario; 13% poseía fondos de inversión, y sólo 3% contaba con acciones del mercado de valores. Por el contrario, 23% tenía con alguna cantidad ahorrada en tandas, lo cual refleja la preferencia por el ahorro a la vieja usanza.

En contraparte, el ciudadano de clase media de América Latina parece tener más sofisticación al ahorrar. De los latinoamericanos, 57% ahorra actualmente, y de éstos 12% posee cuentas de ahorro voluntario; 13% tiene fondos de inversión y 10% cuenta con acciones. Por el contrario, sólo 5% utiliza el ahorro en tandas.

Desconfianza hacia 
las instituciones

El conservadurismo en el ahorro mexicano tiene una marcada diferencia con los demás países de la región. Esto se debe a diversas causas.

Una importante es que “años atrás, vivimos devaluaciones muy importantes donde las personas tuvieron pérdidas de capital muy grandes y esto queda grabado en la memoria de ciertas generaciones”, opinó Adolfo Arditti, director ejecutivo de Clientes y Marca de Sura.

Efectivamente, uno de los fundamentos para que las personas inviertan “tiene que ver con el nivel de confianza que se tiene en las instituciones en las que uno invierte. Si no se tiene esa confianza, la sociedad siempre tendrá la noción de que actuarán en detrimento suyo”, explicó Raúl Martínez Solares, director de Mexicana de Becas y experto en economía conductual.

El experto ejemplificó esta falta de confianza con la crisis financiera de 1994 y 1995, donde “los bancos sufrieron un fuerte golpe a su reputación . Eso genera una especie de memoria colectiva que provoca desconfianza”.

Otra causa de la renuencia a las nuevas formas de ahorro puede ser la postura social de la clase media. En México, este estrato social “tiene posiciones conservadoras en la mayoría de los temas, no es de su gran interés que haya afectaciones al statu quo”, y eso los hace conservadores. Es raro que alguien sea conservador en un aspecto de su vida y en otro, como en sus finanzas, sea arriesgado.

Una tercera causa correspondería a la relativamente poca bancarización y profundidad de los servicios financieros en todo el país. Por ejemplo, “en México todavía hay un alto porcentaje de personas que no se atreve a hacer operaciones online. Eso restringe su acceso a nuevos productos y modelos financieros”.

Un cambio de hábitos

Las personas y las entidades financieras se pueden beneficiar si las primeras deciden recurrir a los diversos productos de inversión y ahorro que ofrecen las segundas. Por lo tanto, ambas deben poner de su parte para lograrlo.

Las personas deben informarse de lo que ofrece la banca y planificar a largo plazo.

El sector financiero necesita seguir haciendo un esfuerzo institucional de educación financiera para dar a conocer los beneficios del ahorro con inversión.

Además, debe crear más mecanismos de inversión simplificados para que las personas comprendan la mecánica y decidan su ahorro, pues cuando a las personas las “fuerzan a tomar decisiones que no se comprenden, la respuesta natural es no hacer nada, aun si sabe que está en una mala situación”, explicó Martínez Solares.

Las personas no olvidan, sus billeteras tampoco

Si toda una sociedad lleva una misma conducta financiera, se puede decir que es un asunto cultural, un caso de “memoria colectiva”, refirió Raúl Martínez Solares, director de Mexicana de Becas y experto en economía conductual.

La memoria colectiva repercute en las finanzas de una sociedad, como en México, pero hay más casos para reflexionar, como el alemán.

Es sabido que Alemania es reacia en el tema de la recuperación económica europea a través de la inyección de liquidez. Pero no sólo su gobierno, sino su sociedad entera “porque le tienen pánico a todo lo que pueda generar inflación”, pues en el periodo de entreguerras tuvieron inflaciones de más de 10,000% anual, explicó Martínez Solares.

Los alemanes ven al nazismo y su orientación bélica como la causa del deterioro de su sociedad, a su vez generado por la hiperinflación y la severa crisis económica subsecuente, opinó el experto. “Ellos prefieren ciclos de depresión económica, de falta de crecimiento, que tomar riesgos de inflación”, aseguró.

La memoria colectiva se queda con todos los desencantos financieros, afectando para bien o para mal la estabilidad económica de las personas.

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Fuemte: El Economista