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Forma a un líder requiere cultivar el manejo de las emociones y relaciones interpersonales sanas; los expertos recomiendan acciones para que tu hijo en su edad adulta no sólo tenga éxito laboral.
Cultivar el liderazgo en los niños no sólo repercute en su desempeño laboral como adultos, sino que tiene un impacto integral en su calidad de vida. Allí radica la importancia de contar con las herramientas adecuadas para formarlos.
“¿Para qué (ser líder)? Para que seas feliz haciendo lo que más te gusta. Siendo libre de ser el dueño de tu destino y decisiones”, dice Jesús Piña, académico del departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana.
Los expertos consultados coincidieron en que un líder se caracteriza por ser abierto, empático, responsable, consciente de sí mismo y de sus emociones. Gracias a estas cualidades es capaz de ubicarse a la par de las personas, le permite crecer y desarrollarse en todos los ámbitos de su vida.
Pero un líder no es siempre un jefe. “No es mandar, no es obligar, no es imponer”, mencionó la especialista en Psicología Organizacional y profesora del Tecnológico de Monterrey Campus Santa Fe, Katia Villafuerte.
También existe una idea equivocada acerca del líder como un ser todopoderoso que no siente miedo, que no se enoja o no se entristece ante las circunstancias adversas.
“Eso es un mito, eso no existe”, comentó el consultor y coach de Mesa Consultores, firma especializada en transformación organizacional, Eduardo Lan. “Lo que existe es gente muy capaz de manejar toda esa complejidad humana e incluso, ante eso, es capaz de perseverar y tener éxito”, agregó.
¿Un líder nace o se hace?
En el liderazgo influyen factores genéticos, los rasgos de personalidad, el entorno ambiental y familiar.
Los padres no tienen control sobre los dos primeros, son una huella imposible de modificar, dijo el presidente de la Sociedad Mexicana de Psicología, Alejandro Zalce. Tampoco pueden incidir en lo que pasa en la escuela de sus hijos o en el ambiente sociocultural o político.
El familiar es el ámbito en el que pueden intervenir directamente dado que la capacidad para crear relaciones efectivas sí puede enseñarse. “Es algo que te genera patrones de conducta que después tú simplemente vas a reproducir de forma automática», comentó Katia Villafuerte.
“Al papá o mamá les diría: date permiso de regarla. Intencionalmente ve y equivócate», señaló Jesús Piña, de la Universidad Iberoamericana. “Cuando te equivoques, reconócelo (…). Paradójicamente, mientras más reconoces tus errores y sigues avanzando, lo interesante es que tu figura crece frente a tus hijos”.
1. Enseña valores y principios… con el ejemplo. Los niños harán aquello que creen que es la mejor manera de agradar y conseguir el reconocimiento de sus papás. El chico tiene que conocer y vivir contigo los valores y principios que deseas inculcarle, de lo contrario, aprenderá sólo “palabritas”, dice Eduardo Lan.
2. Habla con él sobre sus emociones. Ante diversas situaciones, pregúntale qué siente, tanto positivo o negativo, y ayúdale a reconocer sus fortalezas y debilidades. Enséñale que las debilidades son algo natural y representan áreas en las que debe practicar más. Si el niño aprende a identificar y verbalizar sus emociones, podrá relacionarse de forma más sana como adulto.
3. Desarrolla su empatía. Para ayudar al niño a ser empático, evita juzgarlo. La primera regla es separar lo que yo opino, de lo que el chico hizo o dijo; la segunda, hablar con él en primera persona; y la tercera, hacerle una petición. Por ejemplo: “Cuando me aventaste el plato, me hiciste sentir mal y me dolió mucho. Quisiera que me respetaras porque es importante para mí”.
4. Permite que tome decisiones y riesgos. Que elija su ropa o el deporte que quiere practicar. Dale también la oportunidad de que resuelva sus problemas y afronte situaciones adversas. Deja que se atreva y que se equivoque, y si lo hace, confórtalo y anímalo a intentar otra cosa.
5. Dale responsabilidad. Tiene que saber que si no tiene el desempeño requerido en una actividad, eso tiene una consecuencia que debe asumir. Haz un calendario con actividades o actitudes que tiene que cumplir que puedan ser observables como limpiar su cuarto o ser respetuoso. Da un plazo y ofrece una recompensa. Marca sus logros o fallos y cumple con la recompensa o no, según sea el caso. Esto te evitará discutir con el niño sobre su comportamiento y él aprenderá a autorregularse.
6. Evita obsequios muy costosos. Un regalo debe ser acorde con su edad y capacidad para apreciar su valor.
7. Dile que no, de vez en cuando. Decir ‘no’ sólo porque sí, es saludable en ocasiones. Una de las lecciones más importantes para un ser humano y particularmente para un líder es saber lidiar con la frustración.
8. Acércalo a diversas experiencias. Que conviva con personas diferentes y en ambientes diferentes. Por ejemplo, con niños de otras nacionalidades o estratos sociales. Cuanto más se evite segregar al infante a grupos específicos, será una persona más abierta en la vida adulta.
Las acciones que los expertos recomiendan para formar líderes desde la infancia representan un reto para los padres, pues deben lidiar con sus propios miedos e inseguridades acerca de la calidad de su paternidad.
Fuente: CNN EXPANSIÓN